martes, 20 de noviembre de 2012

Santa Lucia del Trampal


SANTA LUCIA DEL TAMPAL

De esta iglesia, de la que se conocía su existencia desde siempre, hasta el punto de que a finales del siglo XIX se celebraban en ella algunos oficios religiosos y era aún el destino de una romería, no se ha reconocido su valor histórico y artístico hasta finales del siglo XX, cuando estaba ya en muy mal estado aunque se conservaba en pie, en cierta forma protegida por los matorrales que la inundaban. En los últimos años ha sido estudiada y restaurada y se prevé la creación de un parque arqueológico en su entorno, en el que se han encontrado muchos restos anteriores a los de la romanización. Han sido hallados en este lugar, que ya entonces tendría un carácter religioso y de culto, lápidas, inscripciones y epígrafes, todos ellos dedicados a la deidad prerromana Ataecina, como se puede reconocer en las inscripciones existentes en los numerosos sillares de ese templo que fueron reutilizados en la construcción de Santa Lucía, probablemente datados en el siglo VI a. C. Las inscripciones hacen también referencia a la ciudad celtibérica de Turóbriga, que no ha podido ser localizada hasta ahora.
Su estructura es la más compleja que ha llegado hasta nosotros de la época visigoda, como si fuera un compendio de todas los tipos de iglesia que fueron probando en la época de transición, e incluye algunas características especiales que se reflejarían posteriormente en el arte asturiano, ya que constaba de:
-          Planta basilical de tres naves, muy estrechas las laterales, separadas por pilares hoy desaparecidos y que, aunque conserva arcos ojivales evidentemente posteriores, estarían cubiertas por bóvedas como en San Pedro de la Nave y Santa María de Melque. 
-           Tiene un seudocrucero y tres cabeceras separadas, cada una con una ventana terminada en arco de herradura con celosías de mármol hoy desaparecidas, formando una estructura muy semejante a la de San Juan de Baños, aunque en este caso el crucero sobresale no sólo de la anchura de las naves, sino también de la de las cabeceras. Desde el crucero se accedía a la nave central por un coro más estrecho que dicha nave, además estaba comunicado con los aposentos laterales pero no con las naves laterales. 
-          El crucero tenía siete tramos, los tres que están delante de las cabeceras estaban cubiertos por cimborrios mientras que los otros cuatro tenían bóveda de cañón sobre arcos de herradura a modo de arcos fajones, sobre columnas con capiteles. Este tipo de bóveda sobre arcos fajones volvería a aparecer en el arte asturiano, así como la división de una nave en varios tramos con distinta cobertura, que es una de las principales características de San Miguel de Lillo, a la que también recuerda por lo complicado de la estructura de sus tejados, por la existencia de una cabecera triple y por la sensación de verticalidad del espacio interior, con la nave central mucho más ancha que las laterales. 
-          Las puertas estaban en los costados, como solía suceder en las basílicas norteafricanas y quedan restos de habitaciones y pórticos laterales hoy desaparecidos. Es interesante observar que las puertas eran adinteladas y con arco de descarga en ladrillo como en las asturianas, lo que también se ha observado en San Giao de Nazaré. Otro detalle curioso es que las puertas no tenían quicios ni soportes, por lo que estarían siempre abiertas hacia esos compartimentos laterales. 
-          Otro detalle muy importante como antecedente de las iglesias asturianas es que las habitaciones laterales, según su restaurador Luís Caballero Zoreda, estarían también cubiertas por bóvedas sobre arquerías adosadas a los muros.
En el entorno de la iglesia de Santa Lucía existieron otras construcciones de la misma época, la más importante es la iglesia de Santiago, hoy desaparecida, entre cuyas ruinas se han encontrado mármoles similares a los que tuvo Santa Lucía y en las excavaciones han aparecido también restos de otros edificios que la rodeaban. A su lado Oeste había un edificio con su misma orientación y anchura Otro edificio más pequeño se situaba junto a su esquina Noroeste. Estos edificios debían formar parte de un conjunto monástico del tipo del existente en Santa María de Melque.
Desde nuestro punto de vista, el estudio en profundidad de esta iglesia y la información que resulte de la restauración que se está efectuando en San Giao de Nazaré pueden aportar una información fundamental para avanzar en el conocimiento del arte y la historia del último periodo visigodo.
En relación con Santa Lucía entendemos que tanto por sus características estructurales, como por su decoración escultórica, muy semejante a la de San Juan de Baños y a la del último grupo de Mérida, como por su situación, en una zona que no fue reconquistada hasta la segunda mitad del siglo XII, y teniendo en cuenta la prohibición de construir e incluso restaurar edificios cristianos en zona árabe que fue siempre respetada, se debe desechar absolutamente la posibilidad de que fuera de época mozárabe. Por otro lado, tampoco nos parece justificada la teoría de que se tratase de una iglesia arriana, ya que se basa fundamentalmente en la existencia de tres cabeceras, que son muy semejantes a las de San Juan de Baños, construida por Recesvinto en el año 661 y, por lo tanto, de indudable adscripción católica. También es importante recordar que la triple cabecera existe en multitud de iglesias españolas del periodo altomedieval, desde las basílicas paleocristianas de Barcelona y Son Peretó en Mallorca, hasta San Miguel de Lillo, todas ellas ajenas por completo a la herejía arriana. Además la última resistencia arriana de la que tenemos noticia en esta zona fue en el año 589, evidentemente muy anterior a su construcción.
En base a todo lo anterior llegamos a la conclusión de que Santa Lucía del Trampal no puede ser más que una iglesia monacal visigoda, de la segunda mitad del siglo VII y construida en una única fase, como se ha demostrado en las campañas arqueológicas efectuadas entre 1984 y 1990. Por la estructura de las naves y todos los compartimentos que tienen alrededor, de los que posiblemente alguno sería un baptisterio exterior, recuerda a alguna de las iglesias norteafricanas, aunque sin los ábsides contrapuestos tan habituales en ellas, pero por su cabecera con un raro crucero y capillas separadas, como un nuevo intento de evolución de las mismas, la podemos inscribir en el conjunto de iglesias que llamamos de transición entre los tipos de iglesia paleocristiana, norteafricana y arriana anteriores a la conversión de Recaredo y las conocidas cruciformes y el, por desgracia, casi desconocido arte áulico toledano de finales del siglo VII.
Otro tema a considerar es el conjunto de antecedentes de la arquitectura ramirense que aquí encontramos. Como hemos comentado, tanto las puertas adinteladas con arco de descarga, como la mezcla de diferentes formas de cobertura en los distintos tramos de una nave y la existencia de bóvedas sobre arcos fajones y sobre arquerías adosadas a los muros, son elementos casi desconocidos en la arquitectura visigoda que ha llegado hasta nosotros y que aparecen posteriormente en la asturiana. Hasta ahora se había considerado que ésta, en vez de basarse en la estructura de los edificios visigodos había tomado su antecedente directo en el arte romano, pero si se tiene en cuenta nuestra falta de conocimiento sobre las construcciones visigodas en las grandes ciudades y los puntos en común que van apareciendo, tanto en esta iglesia como en San Giao de Nazaré y en Quintanilla de las Viñas, podría ser interesante reconsiderar las teorías actuales sobre cómo sería realmente el arte visigodo del siglo VII y su posible influencia en el arte asturiano.
                                            
                    Planta de Santa Lucia del Trampal                                                   Santa Lucia del Trampal Alcuescar (Cáceres)

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